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El cierre de plantas de cogeneración amenaza la sostenibilidad rural
01 de octubre de 25 - Noticias
La sostenibilidad es uno de los grandes retos del sector porcino. Sin embargo, esta podría desestabilizarse con el fin de la vida útil de las 24 plantas de cogeneración de purines que hay en España. En diciembre de 2024 se cerraron dos plantas en Cataluña y en los próximos años se irán cerrando progresivamente todas las instalaciones. El sector considera clave la continuidad de estas plantas como herramienta para garantizar la sostenibilidad del sector, especialmente en las zonas rurales. Ante este escenario, la Asociación para el Desimpacto Ambiental de Purines (ADAP) ha creado un Observatorio con el objetivo de identificar soluciones eficaces y sostenibles en el tratamiento de los purines. Para conocer cuál es la situación actual de las plantas de cogeneración y las alternativas en que se trabaja desde el nuevo Observatorio, hablamos con Josep Capdevila, presidente de la ADAP.
Josep Capdevila, presidente de ADAP. Foto: Josep Capdevila.
A día de hoy, ¿cuál es la situación sobre la continuidad de las plantas de cogeneración de purines en España?
La verdad es que es un tema muy preocupante. Este año ya se han cerrado dos plantas en Cataluña, una en Alcarràs (Lleida) y otra en la zona de Vic (Barcelona), y de momento no hay acuerdo para darles continuidad. Así que, si no cambian las cosas, en los próximos años se cerrarán todas las plantas de purines que hay en España.
¿Qué supone para los territorios afectados?
El porcino es un sector muy importante en la economía española y especialmente en la economía de las zonas rurales, donde se ubican la mayoría de las granjas. Por lo tanto, para nosotros el mayor peligro al que nos enfrentamos es que se pueda romper el equilibrio que se ha conseguido durante todos estos años entre la generación creciente de purines, su aplicación agrícola y el tratamiento de los mismos. Pensamos que, de romperse este equilibrio, podría significar un daño irreparable para el sector, que acarrearía incluso el cierre de granjas en zonas de vulnerabilidad.
¿Qué motivo lleva al Gobierno a rechazar la prórroga de la vida útil de estas instalaciones?
Todas las plantas de cogeneración que existen en España tienen una retribución a la operación, que compensan las aportaciones positivas al sistema energético nacional, ya que este es más eficiente con una cogeneración que una generación convencional. Sin embargo, la política energética actual no contempla el sector de tratamiento de residuos con cogeneración asociada, lo que deja sin continuidad estas plantas una vez se agota su vida útil. Desde ADAP consideramos que esta política es un error, ya que no entendemos por qué la industria agroalimentaria, la papelera o la química, por ejemplo, sí pueden hacer uso de la cogeneración para sus residuos y, en cambio el porcino o el del olivar no pueden hacerlo.
En medio de esta problemática se constituye el Observatorio de Tratamiento de Purines Porcinos. ¿Cómo se decidió crearlo?
Tras la crisis energética reciente, se ha generado una situación de cierta confusión alrededor de las plantas de purines y los proyectos de plantas de biometano. Nosotros pensamos que el biometano está llamado a ser un actor de primer nivel en la política energética nacional, aunque es cierto que se enfrenta a retos importantes que pueden demorar su desarrollo, como puede ser la respuesta social, los permisos, la accesibilidad de las materias primas o residuos, las conexiones de gas y la gestión del digestato y su contenido en nitrógeno. Sin embargo, la sinergia de nuestras plantas de tratamiento con las futuras plantas de biometano permite la valorización energética y fertilizante de los purines de manera combinada, evitando emisiones a la atmósfera y posibles contaminaciones por nitrógeno de las aguas subterráneas. Este escenario de confusión y de cambio es el que nos ha llevado a crear el Observatorio.
¿Quién forma parte de él?
Un observatorio tiene que ser algo muy amplio y transversal, en el que debe haber espacio para el análisis, la reflexión y la discusión entre profesionales de los sectores implicados que puedan aportar sus conocimientos y, al mismo tiempo, hacer un seguimiento de la situación. Nosotros, como ADAP, hemos dado el primer paso, y hemos involucrado tanto a empresas como centros tecnológicos y universidades. Algunos ejemplos son Price Waterhouse Coopers, que es una consultoría que nos está ayudando desde el punto de vista regulatorio, de desarrollo de posibles alternativas para el tratamiento de purines; también contamos con la participación de AINIA, que es un centro tecnológico valenciano con mucha experiencia en temas relacionados con el biometano, o Asesores Financieros Internacionales con mucha experiencia en el sector porcino.
¿Cuál es el objetivo del Observatorio?
Nuestro objetivo está claro: avanzar en una gestión sostenible de los purines. A partir de ahí, tenemos que distinguir lo que son las zonas no vulnerables y no excedentarias, donde la opción más viable continúa siendo la valorización agrícola, utilizando los purines como fertilizante con su aplicación directa al campo en función de las necesidades de los cultivos. Después, tenemos las zonas vulnerables y excedentarias, donde obviamente se tendría que contar con plantas de tratamiento de los purines. Precisamente, en estas zonas es donde creemos que deberían desarrollarse y promoverse plantas de biometano teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de los diferentes proyectos. Nosotros vemos muy claro que una de las opciones más viables para la extensión de la vida de las plantas de cogeneración de purines es la incorporación de nuevas plantas de biometano anexas, y encontrar sinergias entre ambas instalaciones. En ADAP contamos con cinco plantas que lo hacen, y valorizan energéticamente el biometano.
¿En cuánto tiempo pueden desarrollarse estos proyectos?
Aquí hay un importante problema de permisos, por lo que hay que contar con un mínimo de 4 o 5 años para tener estas soluciones implantadas. Es por ello que pedimos una extensión de vida de las actuales plantas de cogeneración de purines. Pensamos en una extensión de entre 10 y 15 años para poder invertir en mejoras, en eficiencia y en el desarrollo de estos nuevos proyectos de plantas que mantengan la estabilidad en el sector porcino.
¿Hay espacios de diálogo con la Administración para que estas propuestas puedan llevarse a cabo?
La legislación actual no contempla que estas plantas puedan funcionar una vez finalizada la vida útil regulatoria. Es un proyecto cerrado. Aunque es cierto que estamos trabajando para revertir esta situación, manteniendo conversaciones con diferentes partidos políticos, y esperamos poder escalar estas gestiones al Ministerio de Transición Ecológica y Agenda Digital, y al de Agricultura.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no encontrar una solución a esta problemática a corto-medio plazo?
No hay una alternativa a las plantas de purines en zonas muy tensionadas. Es el caso de la plana de Vic, con una instalación que se ha cerrado y ahora hay que transportar los purines a más de 150 kilómetros para su tratamiento. No creemos que esta sea una solución viable. El sector debe apostar por soluciones sostenibles y el cierre inminente de las plantas, sin alternativa, no lo es. Lo preocupante es que pueden surgir tensiones en zonas rurales. ¿Cuál es la opción, si se rompe el equilibrio que ahora existe entre tratamiento de purines y valorización agraria? Es evidente que contaminar no es una alternativa, pero si un ganadero no tiene una solución a la gestión de sus purines, podría tener que cerrar su granja. La no continuidad de las plantas de purines puede ocasionar que pequeños ganaderos cierren sus granjas.
¿Cuál es el próximo paso que tienen previsto??
Lo que estamos haciendo es trabajar todos estos temas, hablar con el sector, con profesionales… Nos estamos reuniendo con las Comunidades Autónomas, hemos solicitado reunirnos con el Ministerio de Agricultura y el de Transición Energética y Agenda Digital y esperamos poder sentarnos con ellos para mostrarles el impacto positivo que tienen nuestras instalaciones de tratamiento de purines y la correcta gestión de los purines sobre el mundo rural.