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El sector porcino de Italia, motor económico del país
29 de octubre de 25 - Noticias
Italia posee una de las industrias alimentarias más potentes y diversificadas de Europa, en la cual el sector porcino ocupa un lugar destacado no solo por su peso económico y social, sino también por su profundo arraigo cultural en el país. Pese a esta posición privilegiada, el porcino italiano afronta importantes retos internos, estructurales, sanitarios y de mercado, que condicionan su futuro.
Dimensión y estructura del sector porcino italiano
El país transalpino cuenta con un censo que ronda los 8,7 millones de cabezas de ganado porcino, incluyendo más de 617.000 cerdas reproductoras, que se distribuyen en aproximadamente 26.000 granjas. La estructura productiva combina pequeñas granjas familiares con granjas comerciales de mayor tamaño, con un promedio de unas 321 cabezas por granja.
Por otra parte, el sector porcino genera unos 50.000 empleos directos y, en términos económicos, la cría de cerdos y su transformación generan un valor de más de 8.000 millones de euros anuales. Si se incluye el impacto de la industria de elaborados, especialmente los jamones con denominación de origen, el valor de la cadena asciende a más de 20.000 millones de euros, consolidando el porcino como uno de los motores económicos del país.
Producción, importaciones y relaciones comerciales
A pesar de su gran capacidad transformadora, la producción porcina italiana no logra cubrir el consumo interno ni las necesidades de la industria exportadora. Entre 2019 y 2023, la producción porcina se redujo un 16,5%, hasta quedarse en 1,24 millones de toneladas en 2024. Esta caída ha obligado al país a mantener un elevado nivel de importaciones. Solo en 2024, el país importó más de 1,02 millones de toneladas de carne de cerdo, valoradas en 3.071 millones de euros, a un precio medio de 2,98 € por quilo. Los principales proveedores fueron Alemania (27,4 %), España (26,5 %) y Países Bajos (15,7 %). A ello se sumaron las importaciones de 1,4 millones de cerdos vivos, procedentes sobre todo de Dinamarca, Alemania y Países Bajos.
España, por su parte, ha consolidado su posición como uno de los principales proveedores del mercado italiano, con unas exportaciones que ascendieron a 273.000 toneladas en 2023, por un valor de más de 800 millones de euros. No obstante, estas exportaciones se concentran en productos básicos (carne congelada y despojos), lo que plantea el desafío de diversificar hacia productos de mayor valor añadido, como elaborados cárnicos, en un mercado altamente competitivo y con una fuerte identidad local.

Imagen de una nave de engorde de una granja italiana. Foto: Rotecna.
Consumo de carne de cerdo en Italia
El consumo de carne en Italia se sitúa entre los 75 y los 80 quilos por persona al año, de los cuales cerca de 47 quilos corresponden a carne de cerdo, lo que demuestra que el porcino sigue siendo la proteína animal más consumida en el país. Sin embargo, como ocurre en el resto de Europa, el consumo global de carne muestra signos de desaceleración, especialmente entre los segmentos más jóvenes y urbanos.
Cada vez más, el consumidor italiano apuesta por productos de proximidad, con sello de calidad, ecológicos o asociados a un estilo de vida saludable. En este sentido, los jamones curados y cocidos, junto con los embutidos con denominación de origen, siguen ganando protagonismo. Se trata de una tendencia que no solo refleja un cambio en los hábitos de compra, sino también una oportunidad para que el porcino refuerce su papel dentro de la dieta mediterránea, adaptándose a los valores como la sostenibilidad, el bienestar animal y la salud, que hoy guían al consumidor.
Impacto de la Peste Porcina Africana (PPA) en Italia
Uno de los principales desafíos del sector porcino italiano en los últimos años ha sido la irrupción de la peste porcina africana (PPA). Los primeros focos se detectaron en 2022 en jabalíes y cerdos domésticos en regiones clave como Liguria, Piamonte, Emilia-Romaña, Calabria y Lombardía. La rápida propagación del virus obligó a sacrificar a miles de animales y a aplicar estrictas restricciones que afectaron gravemente a la movilidad, la comercialización y el comercio exterior, con suspensiones de exportaciones hacia países terceros como Canadá, México o China.
En este contexto, la contención de la enfermedad se convirtió en una prioridad nacional. Italia reforzó el control de fauna salvaje, aisló las zonas afectadas e incrementó las inversiones en bioseguridad. Fruto de estas medidas, en enero de 2025 el Ministerio de Salud anunció la erradicación de la PPA en Roma, tras la aprobación por parte del Comité Permanente de Salud y Bienestar Animal de la UE de la revocación de las zonas restringidas. Este logro, alcanzado gracias a la coordinación entre instituciones, la colaboración del sector cinegético y el compromiso de las autoridades locales, representa un avance crucial para la recuperación del sistema productivo. Pese al éxito, las autoridades insisten en mantener un alto grado de vigilancia para evitar rebrotes y garantizar la seguridad sanitaria del territorio.
Retos de futuro para el sector porcino italiano
El sector porcino italiano encara el futuro condicionado por una serie de desafíos interrelacionados que afectan tanto a su estructura productiva como a su posicionamiento en el mercado. En primer lugar, es necesario reforzar la sanidad y la bioseguridad animal, en especial ante la amenaza constante de la PPA y otras enfermedades emergentes. Al mismo tiempo, resulta imprescindible reducir la fuerte dependencia de las importaciones mediante políticas que favorezcan la modernización de las granjas, el relevo generacional y el crecimiento de la producción nacional.
El mercado también exige una transformación. El porcino italiano debe apostar por la innovación y la diferenciación, promoviendo productos con mayor valor añadido, más sostenibles y alineados con las preferencias actuales del consumidor. En este sentido, el arraigo de la charcutería tradicional puede desempeñar un papel clave, pero requerirá integrar elementos como el bienestar animal, la trazabilidad, la eficiencia ambiental y la reducción del impacto climático.
Asimismo, el contexto internacional obliga al sector a reforzar su capacidad exportadora, diversificar mercados y adaptarse a nuevas normativas sanitarias y comerciales, todo ello en un entorno en el que la competencia internacional es creciente y la presión social sobre el modelo ganadero es cada vez más intensa. El futuro del porcino italiano dependerá de su capacidad para combinar tradición, calidad y sostenibilidad con una visión estratégica a largo plazo.
Fuente: Interporc.





