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¿Cómo podemos prevenir el estrés térmico en cerdos durante el verano?

¿Cómo podemos prevenir el estrés térmico en cerdos durante el verano?

12 de junio de 25 - Noticias

Garantizar el bienestar de los cerdos durante los meses más calurosos del año es uno de los retos que los granjeros deben afrontar cada año. Contar con unas instalaciones bien preparadas, con una buena ventilación, y un buen manejo de los animales son aspectos clave para proteger a los animales y mantener la eficiencia productiva. Joan Escobet, especialista en control ambiental, analiza los principales factores del estrés térmico en cerdos y propone soluciones para mitigar sus efectos.

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Joan Escobet, especialista en control ambiental. Foto: Joan Escobet.

¿Cuáles son los principales factores que contribuyen al estrés térmico en cerdos durante los meses de verano?
Según mi experiencia, hay cuatro factores clave. El primero es el clima, cada vez más cálido e intenso en España, con un aumento de días calurosos, noches tropicales y proyecciones que apuntan a un continuo ascenso de temperaturas. El segundo factor es la genética. Aunque hay diferencias entre genéticas, la mayoría son muy productivas en condiciones de termoneutralidad, pero muy sensibles al estrés por calor. En los últimos cinco años han aumentado mucho las bajas de cerdas en verano por este motivo. El tercer factor son las instalaciones, que no han evolucionado al ritmo de las necesidades actuales, especialmente en cuanto a climatización y control del entorno térmico del animal. Por último, el manejo. Un diseño puede ser adecuado, pero si no se gestiona correctamente la ventilación y refrigeración en verano por falta de información y formación, se pueden generar ambientes muy adversos para los animales.

¿Qué diferencias existen en la respuesta al estrés térmico entre las distintas etapas de producción porcina?
La respuesta al estrés térmico varía según la etapa de producción del cerdo. Para explicarlo es clave entender el concepto de “zona de confort”, que es el rango térmico donde el cerdo tiene un esfuerzo termorregulador mínimo y su rendimiento es máximo. En lechones lactantes esta zona se sitúa entre 24 °C y 35 °C, en destetados entre 22 °C y 30 °C, en cerdos de engorde entre 20 °C y 24 °C, en cerdas en lactación entre 18 °C y 22 °C, y en gestación entre 18 °C y 24 °C. Sin embargo, esta zona tiene un carácter dinámico porque no se tienen en cuenta factores ambientales (como humedad o velocidad del aire) ni factores propios del animal (como peso o genética). En este sentido, los animales más sensibles al calor son los que requieren menores temperaturas en condiciones de termoneutralidad, por ejemplo, las cerdas gestantes en fase final, cerdas en periparto y cerdos en engorde final. En cambio, los lechones son menos sensibles al calor porque su temperatura de confort es más alta.

¿Cómo afecta el calor al comportamiento y bienestar de los cerdos?
Ante temperaturas elevadas, reducen el calor metabólico dejando de comer, y aumentan la pérdida de calor por jadeo. En la zona de confort térmico, el cerdo está en equilibrio: su temperatura corporal ronda los 39 °C y su frecuencia respiratoria va de 20 a 30 respiraciones por minuto, según peso y tipo. Al llegar a la temperatura crítica evaporativa, comienza el jadeo, con frecuencias de 50 a 60 respiraciones por minuto. Aquí se inicia el estrés térmico: su temperatura corporal sube ligeramente y el cerdo se vuelve más inactivo, come menos, bebe más y busca mojarse o ensuciarse para perder calor. La activación de medidas correctoras, como ventilación o refrigeración, debe iniciarse en este momento para evitar que los cerdos alcancen la temperatura crítica superior. En esa fase, ya tienen un claro estrés por calor, su frecuencia respiratoria supera las 100 respiraciones por minuto y la temperatura corporal aumenta significativamente. Si no se actúa a tiempo, el cerdo colapsa por hipertermia, llega a alcanzar más de 43 °C, y muere, ya que pierde la capacidad de termorregular.

¿Y a la producción, cómo le afecta?
El efecto más dramático del estrés térmico en la producción es la muerte de los cerdos. En cerdas primerizas suele provocar una disminución de la fertilidad y se reduce el tamaño de la camada. También puede manifestarse en un retraso de la pubertad, una expresión deficiente del celo, intervalos prolongados destete-celo, anestro, retorno al celo regular o irregular, abortos, etc. En maternidad, el punto crítico son las horas previas y durante el parto. Posteriormente, si el manejo es adecuado se reduce el riesgo. El estrés térmico también puede afectar a la ingesta voluntaria de alimento, con efecto directo en la producción de leche, que provoca pérdida de peso corporal y dificulta el inicio de la actividad hormonal después del destete. En cerdos de engorde también se generan algunas bajas en la fase final, pero depende de la genética y del estado sanitario. La ganancia media diaria se reduce, el índice de conversión aumenta y empeora la calidad de la canal. En lechones destetados afecta menos, con una reducción de la ingesta y una disminución del crecimiento, pero es la fase en que los animales son menos sensibles al calor.

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Los lechones son menos sensibles al calor porque su temperatura de confort es más alta. Foto: Rotecna. 

¿Qué indicadores fisiológicos o de comportamiento son más fiables para detectar el estrés térmico en cerdos?
Lo más adecuado es emplear el índice de calor, que combina temperatura y humedad del aire. Pero sobre todo se debe observar y valorar el comportamiento de los cerdos. El mejor indicador de estrés por calor es el jadeo que los cerdos utilizan para perder temperatura por vía respiratoria. Cuando la frecuencia respiratoria se sitúa aproximadamente entre 50 y 60 respiraciones/minuto, lo que corresponde a la temperatura crítica evaporativa, debemos actuar de forma rápida para devolver el cerdo a la situación inicial de confort. En esta fase, también se incrementa ligeramente la temperatura corporal interna (>39 °C) y la de la piel (>35 °C), debido a un mayor flujo sanguíneo hacia la superficie corporal. En cuanto al comportamiento, los cerdos presentan inactividad, evitan el contacto entre ellos, están tumbados en contacto máximo con el suelo para perder calor por conducción, se reduce el consumo de pienso, aumenta el consumo de agua, y los cerdos se mojan o ensucian para favorecer la evaporación y así perder calor.

¿Qué medidas de manejo recomienda para mitigar el estrés por calor en las granjas porcinas?
Por una parte, debemos minimizar las ganancias de calor en la instalación y, por otra, maximizar las técnicas de ventilación y refrigeración. El estrés térmico por calor se produce cuando el cerdo recibe más calor de su entorno del que elimina de su cuerpo. El objetivo es conseguir una relación positiva entre el cerdo y su entorno térmico. Entonces, para minimizar la transferencia de calor del entorno al cerdo se deben aplicar estrategias pasivas de diseño del edificio, es decir, aislamiento térmico, hermeticidad, y considerar la orientación solar del edificio y la presencia de sistemas de sombreo. En paralelo, se debe favorecer la disipación del calor del cerdo hacia el entorno mediante un diseño y manejo adecuados de los sistemas de ventilación y refrigeración. Un elemento clave es la selección de ventiladores apropiados para cubrir las necesidades de ventilación máxima, así como ajustar correctamente las entradas de aire, que deben tener un diseño y ajuste para regular el caudal máximo, el patrón de ventilación y la presión estática al mismo tiempo. Los paneles de refrigeración deben tener un elevado rendimiento en todo momento, y todos los equipos asociados a la ventilación deben estar en perfecto estado, especialmente en verano.

¿Cómo influye el diseño de las instalaciones en la susceptibilidad al estrés térmico?
Existen muchos parámetros para valorar el diseño general de la instalación y su influencia en la incidencia en el estrés térmico en verano. Uno fundamental es el volumen disponible por animal, necesario para diluir el calor y contaminantes como gases y humedad. Se recomiendan entre 15-18 m³/cerda en maternidad, 11-13 m³/cerda en gestación y 3-5 m³/cerdo en engorde, con variaciones según genética, zona geográfica y peso. La ventilación en verano no debe superar los 40 cambios de aire por hora para garantizar un control eficaz de la temperatura, circulación del aire y eficiencia de los sistemas de refrigeración. También es muy importante la disposición de los ventiladores y las entradas de aire para la correcta circulación del aire por la sala en verano con la ventilación elevada. Los paneles de refrigeración evaporativa deben tener una capacidad de saturación elevada para enfriar el aire, y una caída de presión reducida para evitar pérdidas de caudal cuando la ventilación es máxima. Además, se debe evitar cualquier obstáculo en el flujo de aire, como vigas, dosificadores, tubos o luminarias, que puedan dificultar la ventilación.

¿Qué papel desempeñan la ventilación y la humedad relativa en el control del estrés térmico?
La ventilación y la humedad relativa son factores clave en el control del estrés térmico en cerdos, especialmente en climas cálidos. Los cerdos disipan el calor principalmente por evaporación al jadear, lo que genera grandes cantidades de vapor de agua. Por ejemplo, una cerda lactante de 200 kg con la temperatura del aire de 30ºC puede liberar unos 325 g/h de vapor de agua. Esta humedad, si no se elimina adecuadamente mediante una ventilación eficiente, se acumula y dificulta la pérdida de calor corporal, intensificando el estrés térmico. El uso de sistemas de enfriamiento evaporativo en condiciones de alta humedad exterior puede resultar contraproducente, ya que apenas reducen la temperatura y elevan aún más la humedad interior. Esto incrementa la temperatura efectiva percibida por los cerdos, que puede alcanzar los 39 °C a 30 °C con 85 % de humedad relativa. En esas condiciones, los animales no logran disipar el calor vía respiratoria, lo que puede llevar a hipertermia e incluso a la muerte. Además, el calor eleva la producción de CO₂ por parte de los cerdos debido al aumento de la frecuencia respiratoria, que también debe ser evacuado. Por tanto, una ventilación adecuada no solo regula temperatura y humedad, sino que es vital para prevenir la acumulación de gases y garantizar el bienestar y la supervivencia de los animales.

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Los sensores ayudan a detectar el estrés térmico. Foto: Rotecna.

¿Qué tecnologías considera más eficaces para el monitoreo y control del estrés térmico en las granjas?
El primer paso para controlar el estrés térmico en las granjas es formar adecuadamente al personal para que pueda identificar el comportamiento del cerdo y saber cuándo actuar. La tecnología ayuda tanto para la monitorización como para actuar directamente sobre el sistema de climatización en caso de necesidad. El objetivo es realizar la medición lo más cercana al promedio de la nave, en la zona ocupada por los animales; por lo tanto, deberemos distribuir los sensores estratégicamente. Para el control del estrés térmico en verano es suficiente utilizar sondas de temperatura y humedad en el interior y exterior de la nave. El análisis del índice de calor se debe realizar mediante un software adecuado que permita tomar decisiones de forma rápida sin estar físicamente presente. El éxito de estos sistemas dependerá de la capacidad de ajustarse a la realidad del ambiente en granja con el uso de sensores de calidad ubicados de manera adecuada para asegurar mediciones representativas. La revisión y calibración periódica de los sensores también es esencial, pero lo más importante será utilizar la información para el bienestar de los cerdos y hacer más rentable la producción. En la actualidad también se están desarrollando tecnologías para monitorizar el confort de los cerdos, por ejemplo, cámaras para detectar el comportamiento y actividad, micrófonos para evaluar sonidos relacionados con el estrés, microchips de temperatura en la piel del cerdo o a distancia mediante visión con cámara infrarroja, etc. Pero la gran cantidad de información generada debe analizarse y ordenarse para tomar decisiones rápidas. En este momento, el papel de la inteligencia artificial ya es muy relevante a la hora de tomar decisiones rápidas que permitan mejorar el bienestar.

¿Qué recomendaciones daría a los responsables de las granjas para hacer frente a olas de calor extremas?
La principal recomendación es la puesta a punto de la instalación de climatización en primavera para tenerla en perfecto estado de uso para el verano. No podemos cambiar el clima, pero sí podemos reducir o minimizar su efecto con un sistema de ventilación adaptado a nuestras condiciones de calor. El sistema de ventilación debe garantizar tanto el caudal necesario como una buena calidad de ventilación, asegurando la correcta circulación del aire para eliminar calor y humedad. Por lo tanto, es importante realizar un mantenimiento preventivo en las entradas de aire, los ventiladores y anexos durante el mes de abril. También se recomienda revisar el diseño del edificio para proteger los cerdos del calor y mejorar el ambiente interior. Esto incluye mejorar el aislamiento térmico y la hermeticidad para una refrigeración eficiente, ofrecer mayor volumen útil por cerdo y, si es necesario, reducir la densidad animal. Se aconseja usar ventiladores recirculadores para evitar acumulaciones de calor y gases, así como activar inicialmente la refrigeración con aire seco, lo que reduce la sensación térmica entre 4 °C y 6 °C por convección. Cuando la temperatura del aire supera la de la piel del cerdo, hay que activar la refrigeración evaporativa, dirigiendo el aire a la zona aérea para favorecer la evaporación y reducir la temperatura del aire. Este proceso de mojado del panel debe ser progresivo. Por la noche se recomienda usar solo aire seco, y durante el día también si la humedad relativa interior supera el 80%. Para que un sistema de refrigeración tenga buen rendimiento, el agua debe ser lo más blanda posible y, por ello, necesitamos un descalcificador que reduzca las incrustaciones minerales. Por último, debemos realizar una limpieza periódica de los componentes adicionales (filtros, depósitos, tubo perforado, canaleta de recogida, etc.).

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