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Estudio técnico
La interacción hombre-animal

La interacción hombre-animal

14 de febrero de 19 - Estudios

 

El expresidente de los EE.UU. Harry Truman declaró en una ocasión: "No se debe permitir a ningún hombre ser presidente si no comprende a los cerdos."

Aunque la productividad y el bienestar animal parezcan dos metas incompatibles, podemos hacer que sí lo sean empleando a favor del animal el conocimiento de su biología y comportamiento (Alonso, 2014).

Según Hughes (1976), el bienestar animal se puede definir como aquel estado de completa salud mental y física, donde el animal está en perfecta armonía con el medio en el que se encuentra. El bienestar de los animales aumenta cuando estos experimentan emociones positivas, y disminuye cuando experimentan emociones negativas, como el dolor o el miedo.

La interacción negativa entre las personas y los animales tiene una repercusión a nivel productivo difícil de cuantificar, pero un estrés crónico ocasionado por una sensación traumática de miedo afecta a parámetros que comprometen, entre otros, el crecimiento y los sistemas inmunitario y reproductivo (Boissy, 1995; Janczak, 2003).

 

Para comprender por qué tienen miedo, hay que saber qué y cómo se sienten. Los cerdos tienen la capacidad de aprender y recordar eventos aversivos como los procedimientos dolorosos. Recuerdan perfectamente una mala experiencia anterior, como puede ser un cambio de ubicación en la que ha sido conducido por un cuidador de forma inadecuada y, en consecuencia, será más difícil de manejar en la próxima ocasión. Son extremadamente sensibles a todo lo que sucede a su alrededor porque son curiosos e investigadores por naturaleza. Hay que tener en cuenta que en condiciones de libertad se pasan el día andando y buscando nuevos estímulos. Para este fin están dotados de un hocico con un disco sensitivo donde tienen epitelios olfativos que utilizan para la identificación, alimentación, reproducción y para detectar olores hasta a 1 metro de profundidad y 10 metros de distancia.

 

Otras características de sus sentidos son:

Tacto: son capaces de identificar y diferenciar texturas, cambios de temperatura y cambios de humedad relativa.

Gusto: tienen 15.000 papilas gustativas, mientras que los humanos solo tenemos 9.000. Les gustan mucho los sabores dulces y prefieren consumir los alimentos húmedos.

Audición: son capaces de emitir alrededor de 25 a 30 vocalizaciones distintas, con una frecuencia de entre 42-40,500 Hz de diferencia. Para comunicarse entre ellos, emiten más de una veintena de sonidos, dependiendo de lo que quieran expresar, ya sean sus necesidades o sus estados de ánimo. Les asustan los sonidos agudos, así como los movimientos bruscos.

Visión: tienen una visión de 30° a 50° pero un solo punto focal de los 1,5 metros como máximo, y una visión periférica de 310°

 

Foto: Granja de Valfarta.

 

Comportamiento:

La emocionalidad en los cerdos es muy rica y se asemeja a la del hombre en su complejidad. Su conducta social altamente evolucionada implica la habilidad de desarrollar estrategias para resolver conflictos, basada en sus experiencias individuales y buenas habilidades de aprendizaje apoyadas por sensaciones emocionales (Vázquez, 1997).

Los cerdos son animales nobles y leales. Al igual que los perros, se ha demostrado que son cariñosos y muy sociables con sus similares y con los seres humanos. Les encanta que les rasquen, estar acompañados y ser atendidos.

Son capaces de manifestar comportamientos sociales complejos, tales como jugar, proteger y crear lazos con otros seres vivos. Tienen una excelente memoria, ya que pueden recordar cosas a largo plazo, no únicamente sus nombres, sino también voces y órdenes.

Pueden soñar y, según el profesor Stanley Curtis de la Universidad de Penn, tener "representaciones abstractas", siendo capaces de grabar una imagen en su mente durante mucho tiempo.

A menudo se dice que los cerdos son más inteligentes que un humano de tres años. Lo cierto es que diferentes estudios (Universidad de Illinois y Universidad de Cambridge) demuestran que tienen una gran memoria y son capaces de aprender a seguir a otros compañeros para quitarles la comida y éstos a quienes les roban la comida; además, son capaces de cambiar su comportamiento para reducir el número de veces que les quitan lo suyo.

 

Lenguaje corporal:

Una vez descritas ciertas características importantes del cerdo, el cuidador tiene que aprender a interpretar su lenguaje corporal, para saber cómo se siente realmente ante determinadas situaciones y actuar en consecuencia. Debe darse cuenta de qué está buscando el animal, puesto que comunican su nivel de miedo con la cabeza, los ojos, las orejas y los movimientos del cuerpo.

Están calmados cuando:

  • Su atención está fundamentalmente orientada hacia delante.
  • Son capaces de mantenerse a una distancia segura del manejador y responde con movimientos a la liberación de presión (distancia entre el cuidador y los cerdos).
  • El cuerpo relajado, la cabeza y orejas bajas.
  • Se mueven a paso normal o al trote.
  • El tono de voz es bajo.

 

Muestran miedo y actitud defensiva cuando:

  • Su atención está centrada en el cuidador.
  • El cuidador está demasiado cerca, usa demasiada presión y el animal es incapaz de alejarse.
  • No se mueven hacia delante y se paran e intentan girarse o dar marcha atrás. En algunos casos se niegan a moverse.
  • Están dispuestos a pasar por debajo, por encima o en medio de los manejadores u obstáculos.
  • Cabeza y orejas erguidas.
  • Si tiene oportunidad se agrupa con sus compañeros y es difícil separarle de ellos.
  • Oye ruidos, voces o gritos fuertes.
  • Existe un cambio de nivel, de la superficie por la que circulan, de luz o de ventilación (no les gusta el viento).

Cómo actuar cuando tienen miedo:

  • Separarse del animal. Dar un paso atrás para que no se sienta tan presionado o agredido.
  • Suavizar el lenguaje corporal y dejar de hacer ruido.
  • En algunos casos puede ser necesario reducir el tamaño del grupo o bien incrementarlo en caso de que haya uno o pocos animales.
  • Hay que lograr que los cerdos concentren su atención en el movimiento de otros cerdos o del rebaño y no en la presión del o los cuidadores.

 

Foto: Granja de Valfarta.

 

Comprender el comportamiento del cerdo y su lenguaje corporal ayuda a mejorar la relación de los cuidadores con los animales. Aplicar estos conocimientos en el manejo diario contribuye a reducir el estrés, los riesgos de seguridad del personal y las lesiones en la piel, magulladuras, moratones, fatiga e incluso la muerte. Además, influye directamente en el producto final debido a la relación existente entre el grado de estrés previo al sacrificio y la calidad de la carne del cerdo a nivel celular.

Harry Truman proclamaba la necesidad de comprender a los cerdos como ejercicio necesario para aplicar la empatía no solo entre humanos sino entre estos y animales. No hay duda de que comprender y respetar a los animales nos hace más humanos.

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