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El proyecto WelFarmers impulsa el bienestar en granjas porcinas
25 de junio de 25 - Noticias
El proyecto europeo WelFarmers, en el que participan ocho países, tiene como objetivo identificar, evaluar y difundir buenas prácticas que mejoren el bienestar animal en granjas porcinas. Financiado por la Unión Europea, el proyecto se centra en cuatro temas clave: eliminación de jaulas, prevención del corte de colas, castración sin dolor y mejora del espacio por animal. Javier Lorente, director técnico de 333 Academy y uno de los responsables del proyecto en España, junto con ANPROGAPOR y la Universidad de Murcia, nos explica cómo se está desarrollando la iniciativa, quiénes participan y qué impacto se espera lograr, tanto en el bienestar animal como en la viabilidad económica y la percepción social del sector porcino.
Javier Lorente, director técnico de 333 Academy. Foto: Javier Lorente.
¿Qué impacto se espera lograr en el bienestar animal en el sector porcino europeo con los cuatro temas clave del proyecto?
Lo que queremos es recopilar, sistematizar y compartir estrategias y herramientas ya implementadas con éxito en algunas granjas y regiones de Europa, de manera que puedan ser adoptadas de forma más amplia por productores en todos los países que participan en el proyecto, siempre que su aplicación sea viable. Estas estrategias abarcan múltiples ámbitos, desde el diseño de instalaciones hasta el manejo, la genética y la nutrición, y están orientadas a mejorar las condiciones de vida de los animales. Queremos ofrecer soluciones prácticas y adaptables que mejoren el bienestar animal sin comprometer la eficiencia productiva.
Las redes regionales son un actor fundamental de este proyecto. ¿Cómo se estructuran y cómo funcionan?
En el proyecto participan ocho países europeos (Dinamarca, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Portugal, Romanía y España), y cada uno conforma una red regional. Esto nos permite considerar las diferencias productivas, climáticas y estructurales entre regiones. Cada red incluye tanto granjas a gran escala como pequeñas granjas, con el fin de valorar enfoques variados y adaptables según el contexto. Estas redes están compuestas por dos tipos de actores: por un lado, una universidad o centro de investigación y, por otro, la asociación de productores porcinos del país correspondiente. Los ganaderos, en particular, desempeñan un rol central. En la primera fase del proyecto, fueron ellos quienes ayudaron a identificar los principales desafíos en torno a las cuatro temáticas clave del proyecto, aportando su experiencia directa desde el terreno. Además, los productores colaboran activamente compartiendo las prácticas que ya están implementando en sus propias granjas, relacionadas con una o más de estas temáticas. Se trata de un proyecto muy participativo y construido desde el propio sector porcino, con el compromiso activo de las asociaciones de productores de todos los países implicados.
¿Cómo funcionan los grupos temáticos y qué tipo de actores participan en ellos?
Para cada una de las cuatro temáticas del proyecto se ha constituido un grupo específico, compuesto por un conjunto de actores del sector: ganaderos, asesores, veterinarios e investigadores, todos ellos seleccionados por su experiencia y conocimiento en cada área temática. Su función principal es evaluar las buenas prácticas recopiladas por las redes regionales de los distintos países. En una primera fase, estas redes identifican y seleccionan prácticas destacadas en sus respectivos contextos nacionales, y las trasladan a los grupos temáticos para su análisis. Actualmente, se han puesto sobre la mesa un total de 96 buenas prácticas, provenientes de los ocho países participantes. Los grupos temáticos tienen la tarea de revisarlas, evaluarlas y priorizarlas, con el fin de identificar aquellas con mayor potencial de impacto, replicabilidad y viabilidad. En última instancia, son ellos quienes seleccionarán las prácticas más relevantes que se promoverán a escala europea.
Imagen de la reunión anual del proyecto Welfarmers. Foto: Javier Lorente.
¿Qué criterios se están utilizando para seleccionar las buenas prácticas más innovadoras en las granjas porcinas?
Hemos definido tres criterios clave para poder evaluar y seleccionar las buenas prácticas que se están implementando en las granjas. El primero es el bienestar animal. Queremos asegurarnos de que estas prácticas realmente mejoran las condiciones de vida de los animales. Para ello, contamos con el apoyo de los grupos de investigación, que utilizan indicadores y marcadores científicos para medir ese impacto de forma objetiva. El segundo criterio es la viabilidad económica. No solo nos interesa que una práctica funcione, sino que también pueda ser implementada en el día a día de una granja real. Analizamos el coste que supone llevarla a cabo y si es sostenible desde el punto de vista económico para el productor. Y, por último, también valoramos el impacto ambiental. Aquí lo que hacemos es estudiar cómo afecta cada práctica al medio ambiente. Para poder aplicar estos tres criterios de manera coherente y comparable, hemos desarrollado una hoja de evaluación estandarizada, que nos permite valorar cada práctica de forma sistemática y tomar decisiones basadas en evidencia.
¿Cómo se ha desarrollado el proyecto hasta ahora?
El proyecto se puso en marcha a principios de 2024. A partir de septiembre de ese mismo año comenzamos con la recogida de buenas prácticas en las granjas porcinas europeas, un proceso que ha involucrado activamente a las redes regionales en cada país participante. Actualmente estamos inmersos en la primera de las dos grandes rondas de selección que contempla el proyecto. Como he comentado, en esta fase inicial se han recopilado un total de 96 buenas prácticas, que están siendo evaluadas por los grupos temáticos. De esta primera selección, se escogerán 20 finalistas, y posteriormente se hará una criba adicional para seleccionar las 12 mejores prácticas, tres por cada una de las cuatro temáticas del proyecto. Más adelante, está prevista una segunda ronda, que seguirá el mismo procedimiento. Esta segunda fase permitirá identificar nuevas buenas prácticas que no hayan sido detectadas en la primera, ampliando así el alcance del proyecto. Se volverán a evaluar otras 96 prácticas, a partir de las cuales también se hará una selección final de 12. En total, al cierre del proyecto, previsto para finales de 2026, habremos identificado y premiado 24 buenas prácticas ejemplares, que servirán como referentes para el sector porcino europeo en términos de bienestar animal, viabilidad económica y sostenibilidad ambiental.
¿Qué impacto social y económico prevé que tengan estas prácticas sobre las granjas porcinas y el mercado europeo en general?
El impacto más inmediato y evidente es la mejora del bienestar animal, que es uno de los pilares fundamentales del proyecto. Estamos hablando de prácticas como la reducción del dolor en procedimientos como la castración o el aumento del espacio disponible para los animales, que tienen un efecto directo en su calidad de vida. Además, hay un impacto social más amplio relacionado con la percepción y aceptación por parte del consumidor. Cada vez hay una mayor sensibilidad social hacia el bienestar animal, y lo que buscamos también es visibilizar todo el trabajo que ya se está haciendo en las granjas europeas en este sentido. Desde el punto de vista económico, el objetivo es mejorar la eficiencia y la productividad dentro de las granjas. Estas buenas prácticas no solo benefician al animal, sino que muchas veces también permiten optimizar procesos, reducir pérdidas y hacer un uso más eficiente de los recursos. Y, aunque el proyecto no persigue la creación de un sello o etiqueta específica, sí creemos que puede haber un efecto positivo en la diferenciación del producto. Las granjas que adopten estas prácticas podrían posicionarse mejor en ciertos mercados, especialmente en aquellos donde los consumidores valoran más el bienestar animal. Esto puede abrir puertas a nuevos nichos de mercado y mejorar la competitividad del sector porcino europeo.