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¿En qué punto está el uso de jaulas en producción porcina en la UE?

¿En qué punto está el uso de jaulas en producción porcina en la UE?

08 de febrero de 22 - Noticias

Óscar Toledano. Director Comercial & BI de Rotecna.

En octubre de 2020, un comité de ciudadanos de varios países de la Unión Europea presentó a la Comisión Europea, la institución que ostenta el poder ejecutivo y la iniciativa legislativa de la UE, una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) tras recoger 1.397.113 firmas de ciudadanos en los 28 países de la UE, 85.756 de ellas en España. La iniciativa, que recibe el nombre End the cages age (“Acabemos con la era de las jaulas”), insta a la Comisión a prohibir el uso de jaulas para gallinas ponedoras, conejos, pollitas, reproductoras de pollos de engorde, reproductoras de gallinas ponedoras, codornices, patos y gansos, y de parideras para cerdas y jaulas individuales para cerdas y terneros, en aquellos países donde no esté ya prohibido.

El Parlamento Europeo, en el pleno de junio de 2021, celebró un debate sobre esta iniciativa y adoptó una resolución en la que reconoce que los sistemas alternativos a las jaulas se están aplicando con éxito en varios estados miembros y que la solicitud está alineada con los objetivos del Pacto Verde Europeo para convertir la Unión Europea en una economía moderna, eficiente, sostenible y competitiva, que se reflejan en la estrategia “De la granja a la mesa”, de la que ya hablamos en un artículo anterior, y que también incluye el fomento de la mejora del bienestar de los animales.

Así pues, la Comisión tiene la intención de proponer la eliminación gradual, y finalmente la prohibición, del uso de dichos sistemas de jaulas, que en el caso de la producción porcina afectará a su uso en el periodo comprendido entre el destete y la cubrición, las primeras cuatro semanas de gestación y en maternidad, ya que desde 2013 la UE ya prohíbe el uso de jaulas durante el periodo comprendido entre las cuatro semanas siguientes a la cubrición y los siete días anteriores a la fecha prevista de parto.

Se ha solicitado a la Comisión que evalúe el impacto de la implementación de estas medidas y presente una propuesta legislativa a finales de 2023. Se prevé que la nueva legislación entre en vigor en 2027 y contemple una prohibición inmediata para nuevas granjas, con un periodo de eliminación gradual para las existentes, como se ha hecho con anterioridad al implementar restricciones similares. Estas nuevas limitaciones plantean múltiples dudas acerca de cómo pueden afectar al bienestar de cerdas y lechones, a las diferentes labores y procedimientos de manejo y, finalmente, a los resultados productivos y económicos. Cuando en 2001 se aprobó una nueva normativa de bienestar animal para los estados miembros de la Unión Europea, aplicable a las granjas nuevas a partir de 2005 y a todas las existentes a partir de 2013, nos decían, entre otras cosas, que las cerdas gestantes debían de estar confinadas en grupos desde la cuarta semana tras la inseminación hasta la semana anterior al parto. Muchos sostenían que la nueva ley conllevaría un aumento de los costes de producción que derivaría en una pérdida significativa de la competitividad de los productores de porcino de la UE pero, tras más de 8 años de aplicación generalizada, se ha demostrado que no ha sido así; de hecho, ha aumentado significativamente la productividad, lo que ha hecho bajar los costes. ¿Cómo ha sido posible? ¿Pasará lo mismo con esta nueva legislación?

"Se prevé que la nueva legislación entre en vigor en 2027 y contemple una prohibición inmediata para nuevas granjas."

En primer lugar, debemos tener en cuenta que, cuando la Comisión se plantea nuevas iniciativas en materia de bienestar animal, se basa en investigaciones científicas independientes, y valora también cualquier posible impacto negativo, como los riesgos de enfermedades, bienestar de los animales, seguridad de los trabajadores, seguridad alimentaria, etc., basándose sobre todo en los dictámenes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el principal asesor científico de la Comisión en estos ámbitos. Además, los sistemas de producción porcina sin jaulas son de sobra conocidos y aplicados con éxito en diferentes estados desde hace años, como en Suecia desde 1994 y en Reino Unido desde 1999, por lo que disponemos de los conocimientos de diseño y equipamiento para afrontarlos con éxito, como la alimentación electrónica individual en grupo sin competencia, la detección de celo en grupo automatizada, las plazas de maternidad libre con jaulas de confinamiento temporal, los sistemas de nidos para lechones que maximizan el tiempo que los animales pasan en él, etc.

Con el diseño de instalaciones y manejo de los animales apropiados, estos sistemas pueden aumentar el bienestar de las cerdas y mejorar su forma física y salud, lo que conlleva una reducción de la necesidad del uso de antibióticos y un aumento de la productividad, ya que aumenta la fertilidad, se incrementa la prolificidad, los partos son más cortos, los lechones se encalostran mejor, aumenta el consumo de pienso y de producción de leche, no tiene por qué haber un aumento significativo de las bajas en maternidad, se reduce el intervalo destete-cubrición, etc.

Así que, si disponemos del asesoramiento adecuado, no debemos preocuparnos, aunque obviamente la interrupción del uso de jaulas requerirá cambios en los sistemas de cría actuales y, a menudo, inversiones costosas. Esperemos, por tanto, que la UE lo tenga en cuenta y apoye financieramente a los ganaderos en esta transición.

Finalmente, hemos de ser conscientes de que aunque un nuevo reto es siempre una oportunidad de mejorar, por desgracia en pocas ocasiones se evoluciona sin la aparición de una fuerza externa que lo provoque. Se tiende a sobrevalorar la posición en la que se está porque incomoda salir de la zona de confort, pero esa es la forma de crecer. De hecho, una de las razones por las que la porcicultura europea ha llegado a niveles tan altos de productividad y sostenibilidad es por problemas como la escasez de mano de obra, falta de tierras, elevado precio de las materias primas, altos costes energéticos, alta concentración de población, exigencia por parte de los consumidores de altísimos estándares de seguridad alimentaria, medioambientales, sanitarios, de bienestar animal, etcétera. Todo ello nos ha obligado a innovar y a convertirnos en pioneros, pero también nos ha llevado a ser un modelo a seguir para cualquiera que quiera emprender un modelo de producción porcina sostenible de alto rendimiento.

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