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Estudio técnico
¿Qué ventajas aporta trabajar con nidos en transición?

¿Qué ventajas aporta trabajar con nidos en transición?

14 de abril de 20 - Estudios

La progresiva reducción del uso de antibióticos en la cría del ganado porcino ha hecho que se pongan al descubierto ciertos aspectos que antes pasaban más desapercibidos, como instalaciones poco adecuadas para garantizar el confort térmico/ambiental de los lechones. Este déficit ha puesto de manifiesto una tendencia que los ganaderos de porcino han podido comprobar en los últimos años: el preocupante aumento del número de bajas de lechones en el destete (Gráfico 1).

Gráfico 1 

Tendencia mortalidad en el destete en los últimos años. Fuente: SIP Consultors (Enero 2020).

La temperatura ideal para los lechones recién destetados es de 28/30 grados, y va disminuyendo proporcionalmente durante su crecimiento. En invierno, obtener esta temperatura para el total de los metros cúbicos de las salas de destete es, en muchos casos, insostenible, por lo que hay ganaderos que optan por disminuir la temperatura para minimizar los costes (sin hablar del hecho que hay instalaciones en las que es casi imposible desde un punto de vista técnico conseguir estas temperaturas). Si a ello le sumamos que los lechones están expuestos, sin ningún tipo de refugio, a las corrientes con temperaturas del aire muy por debajo de lo deseable, ya tenemos el cóctel adecuado para que aparezcan todo tipo de enfermedades y se vea mermada su capacidad de crecimiento. 

¿Qué podemos hacer para mejorar este problema?

La inclusión de un nido en los corrales de destete minimiza estas carencias, porque nos permite crear un espacio de confort térmico libre de corrientes de aire y con la temperatura ideal para que los lechones puedan crecer satisfactoriamente, lo que equivale a conseguir un medio adecuado para preservar su salud y un ahorro sustancial en costes de calefacción.

Dos climas en lugar de uno 

Con dos climas (uno en la sala y otro en el interior del nido) no solo se ahorra en la cantidad de energía necesaria para conseguir la temperatura ideal (en este caso, menor, porque no es necesario subirla tanto, ni en la sala ni en el nido), sino que también influye en el tamaño del equipo de calefacción con sistemas hidráulicos. En un nido bien acondicionado, la temperatura inicial para lograr los 28/30 grados necesarios solo debe ser de 22/24, debido a que los otros 6 se ganan con el efecto cubierta del nido, que evita la disipación de la temperatura (Gráfico 2).

Gráfico 2 

Ganancia de 6ºC con el nido. La cubierta no debe superar los 1,6m de longitud.

Ahora bien, no todo vale para lograr subir la temperatura en el interior del nido. Recomendamos que el nido no supere los 1,6 metros de longitud y que el ala fija del alerón no supere los 12 centímetros, porque de esta forma garantizamos una correcta renovación del aire en el interior del nido.

También es importante tener en cuenta que las corrientes de aire procedentes de la fosa de purines no deben afectar a la zona de confort ubicada en el nido. Para ello hay que disponer de una zona sólida entre el nido y la fosa, que evite que la corriente de aire impacte directamente en la zona de descanso. Es recomendable dimensionar bien la fosa de purines y calcular bien su capacidad para evitar sobredimensionarla más de lo necesario (Gráfico 3).

Gráfico 3

Se recomienda disponer de una zona sólida entre la fosa y el nido para evitar corrientes de aire. Hay que evitar que las corrientes de aire de la fose de purines afecten a la zona de confort.

Para el diseño de corrales nuevos es importante tener en cuenta que la capacidad del nido va a ser la que marque la cantidad de lechones por corral. Para calcularla debe tenerse en cuenta tanto el peso de los lechones al destete como su crecimiento durante los días de estancia en la sala hasta su posterior traslado.       

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