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Cinco maneras de mejorar el índice de conversión

Cinco maneras de mejorar el índice de conversión

08 de octubre de 25 - Noticias

Óscar Toledano. Director comercial Rotecna

El índice de conversión alimenticia (IC), la cantidad de pienso necesario para producir un kilo vivo, es uno de los parámetros más críticos que influyen en la rentabilidad económica en las granjas porcinas, ya que el coste de la alimentación para engordar a los animales desde que los destetamos hasta que salen de la granja representa del 50 al 60% del coste total de producción.

Aunque hay factores que resultan determinantes, como la genética, el nivel sanitario de los animales, los pesos de entrada y salida, el sexo, si están castrados o enteros, o la composición y presentación del pienso, muchos aspectos controlables directamente en la granja tienen un impacto igual o mayor sobre este indicador clave.

Vamos a repasar cinco de las principales oportunidades de mejora de las que dispone el granjero para aumentar su eficiencia.

Manejo de comederos

Probablemente la acción más rentable y sencilla que se puede llevar a cabo en una granja es manejar adecuadamente los comederos. Es vital una correcta regulación y caudal de agua (en caso de comederos húmedos) que garanticen que no haya un exceso de pienso ni agua en el plato; esto resulta clave para un buen índice de conversión. El objetivo es que el plato tenga pienso, que no esté excesivamente limpio y lamido, lo que indicaría falta de caudal de pienso y reduciría la ganancia media diaria. Además, debemos evitar que no se acumule pienso (si se apila en los laterales indica exceso de caudal, y habrá desperdicio). El objetivo en comederos en seco es tener una cobertura de plato de un 30-40% en destete y de un 20-30% en engorde.

Las tolvas no deben llenarse con más pienso del que los animales consumen en un día. Es fundamental utilizar bajadas telescópicas, especialmente en los comederos de destete, para garantizar su calidad y maximizar el consumo, y también para no retrasar los cambios de pienso a pienso. También es muy importante que las tolvas nunca queden vacías, a no ser que se requiera que los animales ayunen.

Clima en la nave

Uno de los errores más comunes es subestimar el impacto de la temperatura, la ventilación (renovación de gases) y la humedad sobre el consumo de pienso y el crecimiento.

Una temperatura demasiado baja obliga al animal a gastar más energía para mantenerse caliente, lo que aumenta el IC, y un exceso de calor reduce el consumo voluntario para reducir el calor metabólico producido, lo que ralentiza la ganancia de peso, un punto que se ve agravado en combinación de humedad relativa alta.

Las naves deben estar correctamente aisladas y disponer de un sistema de control climático bien calibrado para mantener las temperaturas lo más cercanas posible a las de confort del animal según su peso, utilizando sistemas de ventilación forzada, calefacción y/o refrigeración, si es necesario.

Los animales recién destetados no deberían bajar de los
26ºC ni sobrepasar los 32ºC; de 22ºC a 30ºC los de transición y de 18ºC a 26ºC los de engorde. Los niveles de humedad relativa no deben bajar del 40% ni superar el 75% y menos de 2.000 o 3.000 ppm de CO2, según la edad de los animales.

Densidad de animales

El corral ideal no solo debe cumplir con los requisitos legales, sino también favorecer el comportamiento natural y el acceso al pienso y al agua. La sobrepoblación provoca peleas, estrés, desigualdad de acceso y un peor crecimiento. Hay que mantener una correcta densidad de animales según su peso, y reducirla en épocas de mayor estrés por altas temperaturas si no se puede mantener a los animales en su zona térmica de confort ideal, o si hay brotes de caudofagia.

Las densidades mínimas recomendadas son de 0,20 a 0,35 m2/animal en destete y de 0,65 a 1,10 m2/animal en engorde.

También hay que tener en cuenta el número óptimo de animales por espacio de alimentación, que depende del tipo de comedero, del consumo por animal y de la velocidad de ingesta, que va aumentando con el tamaño de los animales y que es mayor con pienso granulado y húmedo, pero menor en situaciones de estrés térmico por exceso de calor (el consumo se concentra en las horas más frescas del día, generando más competencia).

En general, hay que calcular de 2 a 3 animales por espacio de alimentación para lechones recién destetados, de 4 a 6 para lechones de hasta 25 kg y de 8 a 15 para cerdos de hasta 120 kg.

como mejorar el indice de conversion en cerdos
Debemos tener unas buenas prácticas de bioseguridad. Foto: Rotecna.

Accesibilidad y calidad del agua

El agua es el nutriente más importante y, paradójicamente, el más olvidado. Una mala calidad o un acceso limitado afectan directamente al consumo de pienso, ya que el cerdo necesita agua para digerir correctamente.

Si el caudal es bajo o los bebederos están mal ubicados, los animales comen menos, o más despacio, y eso penaliza el índice de conversión.

El consumo de agua real y el volumen de agua desperdiciado en cada etapa es muy variable, y depende de factores como la temperatura ambiental, la temperatura y calidad del agua, la edad e ingesta de alimento de los animales, la composición de la dieta, la presentación del pienso en el comedero (harina/pellet, seco/húmedo, a mayor uso del bebedero mayor consumo aparente), la salud de los animales, la densidad de animales, la competencia por los puntos de agua y el diseño, la localización, el ajuste y eficiencia de los sistemas de dispensación de agua. Un chupete representa el doble de consumo que un chupete en cazoleta, y un bebedero de nivel la mitad de consumo que con cazoleta.

Los consumos medios para bebederos en cada fase son:

  • 2 a 4 l/día por lechón en transición
  • 4 a 8 l/día por cerdo de engorde

El número óptimo de animales por espacio de bebida depende del tipo de comedero y presentación del pienso (en seco y harina, menos animales por bebederos; en húmedo en pellet, más animales por bebedero). En general es de 8 a 14 para lechones (con un caudal de agua de 0,5 a 0, 7 l/min) y de 10 a 15 para animales de engorde (con un caudal de agua de 0,7 a 1 l/min).

No usar bebederos extra en comederos seco/húmedo reduce el consumo de agua y puede ayudar en el arranque de lechones destetados, ya que tiene agua y comida en un solo punto. Pero hay que tener en cuenta que, al obligar a los animales a beber donde comen, debe haber menos animales por punto de comida si no se quiere que decelere el crecimiento. En sistemas donde las temperaturas de la nave son altas, se recomienda el uso de bebederos extra, que pueden desconectarse en periodos fríos. Del mismo modo, disponer de bebederos extra permite cerrar los bebederos de los comederos seco/húmedo para reducir el consumo medio diario de pienso y la cantidad de grasa acumulada en las últimas fases de crecimiento de animales que terminan muy pesados (por encima de 120-130 kg).

Del total del consumo aparente de agua, tan solo se utiliza del 5 al 10% en el crecimiento corporal, la actividad metabólica y la termorregulación. Del 90 al 95% del consumo aparente de agua termina en las fosas como purín (mezcla de heces y orina con restos de agua y pienso).

Medidas de bioseguridad

La presión sanitaria es uno de los grandes enemigos de la eficiencia. Incluso sin brotes evidentes, una granja con circulación de agentes patógenos tiene peores crecimientos y mayor consumo de pienso. Las infecciones digestivas o respiratorias, incluso si son leves, comprometen de forma silenciosa la digestión y la ganancia diaria.

Cuanto menor es la carga patógena del ambiente, mejor es la salud de los animales, lo que se traduce en una mejora real del índice de conversión sin necesidad de medicar, por lo que se deben tener unas buenas prácticas de bioseguridad, tanto internas como externas: control de accesos y perímetro con vallado perimetral en buen estado; una única entrada con zanja de desinfección y ducha con cambio de ropa obligatorios; con acceso restringido a vehículos y personas sin autorización; control de vectores como aves, roedores, insectos, etc.; un plan de control de plagas; cierres herméticos de silos, almacenes, ventanas, etc., y todo ello manteniendo el exterior de las naves limpios de vegetación y basura.

Cuando sea posible, se deben implantar sistemas de todo dentro-todo fuera, sin mezclar animales de diferentes orígenes y edades, y con zonas separadas de carga y descarga. Hay que aplicar un vacío sanitario estricto entre bandas, con limpieza profunda y desinfección, con una secuencia lógica de movimiento de personal de los animales, de mayor a menor estatus sanitario, cambiando o desinfectando las botas entre zonas y usando material exclusivo para cada área. La gestión de cadáveres y purines también debe evitar que el personal y vehículos encargados de esta tarea entren en contacto con zonas “limpias”.

El control y optimización de estos cinco aspectos puede tener un impacto notable en el índice de conversión, con mejoras del 5 al 25%, que pueden representar una reducción de los costes de producción entre un 3 y un 15%, por lo que vale la pena cuidarlos con detalle a fin de garantizar la viabilidad y sostenibilidad de la actividad, y estar mejor preparados para tiempos de costes volátiles y márgenes ajustados.

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