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¿Cómo afrontar la reducción de antibióticos en las granjas porcinas?
27 de noviembre de 25 - Noticias
Cada vez más granjas porcinas en Europa se enfrentan al reto de producir animales sanos con un uso mínimo de antibióticos. Para lograrlo, resulta imprescindible afinar los protocolos de manejo, ajustar la nutrición y apoyarse en soluciones innovadoras que permitan mantener el rendimiento mediante la reducción de antibióticos.
Uso de antibióticos en porcino: evolución normativa y contexto actual
Durante años, los antibióticos fueron una herramienta clave para tratar animales enfermos, prevenir brotes e incluso, hasta 2006, mejorar el crecimiento y la eficiencia alimentaria en Europa como promotores del crecimiento. Sin embargo, el aumento de la resistencia antimicrobiana llevó a la Unión Europea a endurecer progresivamente las regulaciones hasta llegar a un punto de inflexión: la normativa de 2022, que prohíbe el uso preventivo de antibióticos y limita de forma estricta el uso metafiláctico, siempre bajo supervisión veterinaria y solo en situaciones justificadas.
A esta evolución normativa se suma la limitación del óxido de zinc a dosis terapéuticas, también aplicada en 2022. El ZnO había sido clave para controlar la diarrea posdestete, pero su impacto ambiental y su relación con la resistencia antimicrobiana llevaron a su eliminación. Su ausencia obliga ahora a reforzar la nutrición digestible y a adoptar alternativas al óxido de zinc que estabilicen la salud intestinal del lechón y minimicen los problemas de diarrea postdestete.
Junto a esta exigencia legislativa, los consumidores, las cadenas de distribución y los mercados de exportación reclaman productos porcinos obtenidos con mínimos antibióticos, especialmente en líneas premium. Para los ganaderos, esto supone adaptar los sistemas productivos sin poner en riesgo la salud, el bienestar ni los rendimientos.
Gestión y bioseguridad en granjas porcinas para reducir el uso de antibióticos
El manejo dentro de la granja constituye la primera línea de defensa cuando se pretende disminuir la dependencia de antibióticos. La bioseguridad debe funcionar de manera impecable: minimizar la entrada de patógenos, aplicar flujos “todo dentro–todo fuera”, controlar accesos, limpiar y desinfectar instalaciones y vehículos, y asegurar una logística ordenada de animales y personal.
El ambiente en la granja tiene un impacto directo en la salud. Una ventilación ajustada, un nivel adecuado de densidad por corral y la separación clara de las zonas de descanso y alimentación reducen el estrés y, con ello, la vulnerabilidad del cerdo. Tecnologías como sistemas automáticos de gestión climática, suelos de alto drenaje y comederos de precisión ayudan a mantener condiciones estables que disminuyen la presión de patógenos.
En el nacimiento y las primeras horas de vida, la prioridad es asegurar una ingesta suficiente de calostro. La asistencia al parto, los nidos climatizados y un manejo adecuado de los lechones tras el parto, incluyendo la organización de las camadas y las adopciones para que todos puedan mamar sin competència, refuerzan la inmunidad inicial del lechón y reducen la probabilidad de problemas posteriores, disminuyendo así la necesidad futura de tratamientos.
Nutrición porcina para mejorar la salud intestinal del cerdo
La nutrición es uno de los pilares fundamentales para lograr cerdos más robustos en un sistema de baja medicación. La salud intestinal, que concentra alrededor del 70% del sistema inmunitario del animal, debe ser prioritaria.
Una de las claves es maximizar la digestibilidad de la dieta, lo que facilia la transición posdestete y reducen la presencia de nutrientes sin absorver que sirven de sustrato a bacterias patógenas. La incorporación de fibras funcionales, acidificantes y oligoelementos orgánicos favorece la estabilidad de la microbiota y una respuesta inmune más eficaz.
La innovación en sistemas de alimentación permite ajustar la ración a las necesidades reales del cerdo. Esto reduce desperdicios, evita excesos que desequilibran el intestino y mejora la eficiencia productiva, factores esenciales para prescindir de medicaciones preventivas.
Salud intestinal del cerdo sin óxido de zinc
La investigación ha puesto el foco en el intestino, origen de aproximadamente el 90% de las enfermedades que afectan al cerdo. Hoy existen soluciones basadas en fracciones funcionales de levadura, prebióticos y otros compuestos naturales que ayudan a limitar la adhesión de patógenos como Salmonella spp. y E. coli, reducen la inflamación intestinal y favorecen un microbioma diverso y estable.
Estas herramientas permiten reducir significativamente el uso de antibióticos cuando se integran en un plan que combina manejo, bioseguridad y nutrición adaptada a cada fase.
Hacia una producción porcina sostenible y eficiente
Trabajar con menos antibióticos no conlleva necesariamente más enfermedades. La clave está en anticiparse a los desafíos sanitarios y reforzar la prevención.Las granjas que refuerzan su bioseguridad, mantienen un ambiente controlado, aplican una gestión precisa del parto y del destete, formulan dietas orientadas a la salud intestinal y adoptan tecnologías científicamente avaladas consiguen animales más resistentes, eficientes y productivos.
El objetivo no es solo reducir antibióticos. Es construir un sistema donde los animales no los necesiten salvo en casos puntuales. Y ese modelo se basa en prevención, conocimiento y una gestión diaria rigurosa.





