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Los desafíos del bienestar animal

Los desafíos del bienestar animal

20 de febrero de 19 - Noticias

Xavier Manteca: “Mejorar el bienestar de los animales será una herramienta fundamental para reducir el uso de antibióticos”.

En un momento en que el bienestar animal se plantea como una herramienta clave para mejorar el estatus sanitario de las granjas, el confort de los cerdos y, en definitiva, la productividad de las explotaciones, van apareciendo nuevos desafíos a los que el sector tendrá que hacer frente a medio plazo para mantener su alto nivel de competitividad. Para conocer cuáles son algunos de los principales desafíos, entrevistamos a Xavier Manteca, especialista en bienestar animal.

 

¿Cómo valora la situación actual del sector porcino en materia de bienestar animal?

Diría que ha habido un cambio muy importante, sobre todo en lo referente a la percepción del bienestar. Hubo un momento en el que el bienestar se veía solo como un imperativo legal, pero poco a poco, se ha ido creando la percepción de que el bienestar, bien entendido, es decir, un buen manejo de los animales, es algo que tiene un efecto positivo sobre la producción.

 

¿Cuáles son los grandes desafíos del sector en este ámbito?

La caudofagia (mordedura de colas) es ahora uno de los principales retos del sector, que va asociado al hecho de proporcionar material manipulable a los animales. Después tenemos un segundo reto, que en España no será un desafío muy grande, que es el asunto de la castración. Y, finalmente, en una fase más posterior, y dependiendo de que se concrete un posible cambio legislativo, está el cambio en el alojamiento de las cerdas en maternidad.

 

En referencia al corte de colas, se trata de una práctica habitual en la mayoría de explotaciones españolas. ¿Por qué se realiza?

El corte de colas se hace sobre todo para reducir la incidencia de la gravedad de la caudofagia. Según estudios publicados, con el corte de colas se reduce la frecuencia de caudofagia, aunque no está tan claro que se reduzca la frecuencia de casos de caudofagia severa. En este sentido, dos factores que pueden reducir las mordeduras de cola son: un manejo exquisito y que los animales tengan material manipulable.

 

¿La colocación de material manipulable en los corrales resulta una medida efectiva?

La caudofagia es un problema multifactorial y no hay nada que, por si solo, funcione al 100 %. Es una cuestión muy complicada. De hecho, aún se necesita mucha investigación para averiguar por qué los cerdos muerden las colas. La hipótesis más aceptada es que el origen de la caudofagia es ese instinto que tienen los cerdos de hozar, que cuando no pueden desarrollarlo de forma natural en el suelo o con material manipulable, se redirige hacia el cuerpo de otros cerdos. Además, alrededor de esto hay toda una serie de factores (la temperatura, las corrientes de aire, la ubicación de los bebederos, problemas sanitarios…, y una incógnita que no sabemos resolver), que aumentan el riesgo de caudofagia o lo reducen, hasta el punto que se puede tener material manipulable y, si fallan otros factores, tener caudofagia, y a la inversa. Sin embargo, en distintos estudios realizados con muchos animales, se ha demostrado que no disponer de material manipulable y una alta densidad en los corrales son grandes factores de riesgo.

 

Imagen de un caso de caudofagia. Foto: UAB.

 

¿Cuál sería el material manipulable más efectivo?

Según el informe de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), la paja es el material manipulable óptimo. Sin embargo, hay que matizar, ya que nos hemos encontrado con explotaciones con paja y una incidencia de caudofagia muy alta. ¿Por qué? Porque tener paja no es suficiente, pues si la paja está húmeda, compactada o sucia, los cerdos ya no la utilizan para hozar. Por lo tanto, en realidad, el material manipulable por excelencia es la paja seca, limpia y suelta, la cual permite a los cerdos desarrollar su instinto de hozar, pero estos requisitos son muy difíciles de cumplir. Ante este escenario, la tarea que tenemos por delante, junto con el sector, es la de encontrar un material que sea bueno para reducir el riesgo de caudofagia, siempre con un manejo correcto, y que al mismo tiempo se pueda aplicar sin encarecer mucho los costes.

 

En esta línea, ¿qué materiales alternativos habría?

Hay toda una serie de materiales que se están probando, como trozos de madera, papel…, pero lo cierto es que ahora mismo no sabemos cuál podría ser el material manipulable óptimo para el cerdo y más práctico para el ganadero.

 

¿Se acabará prohibiendo totalmente el corte de colas?

En realidad ya está prohibido, pero la misma directiva comunitaria contempla el corte de colas para reducir la caudofagia. De manera que nos encontramos con muchas explotaciones que realizan informes justificando que han hecho todo lo posible para reducir la caudofagia, pero como no lo han logrado han tenido que recurrir al corte de colas. El cambio que habrá ahora para evitar esta situación es que, en las inspecciones, además de los informes, se requerirá especificar y demostrar qué se ha hecho realmente y comprobar que no hay factores de riesgo, como no tener material manipulable y una densidad alta. No habrá un cambio en la ley, pero sí en su aplicación.

 

En cuanto a la castración quirúrgica, ¿cuál es la situación actual?

En estos momentos, en España se castra a un porcentaje de lechones machos más bajo que en muchos otros países de la Unión Europea, por lo que no será una medida de difícil cumplimiento.

 

¿Por qué se castran los cerdos?

Hay estudios que concluyen que con la castración los animales se pelean menos. Sin embargo, creo que, con mucha diferencia, el principal motivo por el que se castra es para reducir el olor sexual.

 

Y, en este ámbito, ¿cuál es la posición de la Unión Europea?

Todo parece indicar que en pocos años la decisión de la Unión Europea será: si quieres castrar, castra, pero mediante una vacuna de inmunocastración o castración quirúrgica con alguna técnica paliativa del dolor. De esta manera, cuando la normativa sea una realidad, una explotación tendrá tres alternativas: no castrar, hacer inmunocastración o castración quirúrgica con anestesia o analgesia.

 

El último gran desafío será el alojamiento de las cerdas en maternidad, ¿en qué punto se encuentra este reto?

En dicho aspecto, hay que hacer un poco de análisis de futuro y, como al final las decisiones las toman los políticos, cuesta mucho saber qué harán. Sin embargo, viendo cómo se han ido gestando los distintos cambios en bienestar animal, históricamente todo parte de un informe comunitario con recomendaciones técnicas sobre una cuestión, el cual desencadena trabajos de investigación y el desarrollo de nuevo equipamiento para cumplir dichas recomendaciones, hasta que, finalmente, surge la normativa. Sobre alojamiento, el informe ya se ha publicado, y concluye que en parideras hay dos grandes problemas de bienestar: la mortalidad neonatal y el estrés de la cerda. A partir de aquí, se plantea el desarrollo de una paridera que no aumente la mortalidad neonatal y que, al mismo tiempo, mejore las condiciones de la cerda.

 

Modelo actual de alojamiento en maternidad. Foto: RotecnaPress

 

¿Qué tendencias cree que se acabarán imponiendo en alojamiento?

Hay distintos enfoques, pero yo diría que el que parece más realista es el de una paridera que mantiene la contención de la cerda durante el período en que el riesgo de aplastamiento de lechones es mayor, es decir, las primeras 24-48 horas y, después, se aparta la jaula para que la cerda se pueda mover con mayor libertad.

 

En paralelo a estos desafíos, ¿la aplicación de medidas de medidas de bienestar animal contribuye a la reducción del uso de antibióticos?

Sin ninguna duda. Mejorar el bienestar de los animales, a la larga, será una herramienta fundamental para reducir el uso de antibióticos. Mejorar el bienestar implica tener animales más sanos y, por lo tanto, reducir el uso de antibióticos.

 

Ante el escenario planteado, ¿cree que el sector está preparado para afrontar con éxito los distintos desafíos?  

Yo soy optimista por naturaleza y considero que las prácticas del sector han mejorado mucho, aunque falta más formación y, sobre todo, diálogo y colaboración entre productores, industria, centros de investigación y la administración, para ver qué necesita el sector, qué se puede hacer, etcétera.

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